Gabriel Allende en el Especial de Arquitectos 2014 de la revista Promateriales
2014.02.18 | Promateriales
Alberto Campo Baeza, Carme Pinós, César Ruiz Larrea y Gabriel Allende reflexionan sobre arquitectura en el Especial de Arquitectos 2014 de la revista Promateriales
Entrevista a Gabriel Allende. Reflexiones de Arquitectura.
Promateriales – febrero 2014
Frente a la complicada situación del sector ¿cómo pueden contribuir los arquitectos al proceso de recuperación?
Creo que profesionalizando el sector. Intentando ser realista con la situación que hay; tanto en la parte de propuesta como en su desarrollo pero sobre todo en la producción. No es conveniente tener estructuras no profesionales. Si esto no cambia, otros colectivos más profesionalizados acabaran haciendo las cosas. Si solamente desarrollamos la parte conceptual o de diseño, el servicio es muy pequeño, muy limitado; y esto no se paga.
Desde su punto de vista, ¿qué principales paso habría que dar para establecer un proyecto de futuro que genere confianza?
Existe un problema generalizado con el número de arquitectos. Hay una sobreoferta de trabajo. Nosotros como arquitectos no podemos dar confianza en el sector; sólo a través de introducirnos en las vías de control técnico y profesional con culturas de trabajo profesionalizadas y demostrables; es decir, estando al día en las tecnologías y exigencias de control. Podemos hacer poco en el ámbito económico. Lo único posible sería conseguir un status social o una necesidad que fuese importante como parte del engranaje y del desarrollo arquitectónico.
Un tema muy sensible es el papel que está desempeñando actualmente la Administración; ¿considera que se está haciendo lo adecuado desde la Administración?
La administración legisla. Posiblemente su visión sea excesivamente generalista y tiene pocas posibilidades de particularizar. Por ejemplo, la belleza no se puede legislar o se legisla difícilmente. La eficiencia también es difícil de legislar si no se ponen los medios o estos no son meramente de control. Eficiencia significa que el servicio de los organismos públicos debe ser eficiente. No podemos decir que por la crisis hemos entrado en una situación de simplicidad y de celeridad sobre la legalidad y sus procesos. Cada vez la normativa conlleva una ralentización de resultados enorme, como en la recuperación de ciudades o en edificaciones que han agotado su vida útil. La rehabilitación en estos momentos no tiene grandes incentivos que permitan reactivar esta actividad como una nueva forma de energía. Energía en el sentido de producción. Incluso cuando uno tiene la fortuna de involucrarse en estos procesos, hay bastantes trabas. Estas pueden ser necesidades económicas donde el inversor, incluso, tiene que añadir dos veces el capital del riesgo que corre. Las medidas no pueden basarse en que unos colectivos o comunidades de propietarios se pongan de acuerdo ya que convierte los procesos en lentos y complejos.
En cuanto a la actividad inversora en la rehabilitación, ¿qué propondría a la Administración? ¿Considera interesantes iniciativas como el Plan PIMA Sol para la rehabilitación de hoteles?
Lo primero que hay que saber es si la rehabilitación realmente toca sectores que lo necesitan. Claramente España tiene un déficit en saneamiento o restauración de edificios que han llegado a su límite de vida útil. No hay muchas medidas para posibilitar esto. Creo que la revisión de los parámetros de edificabilidad y temas de eficiencia- conservación energética tendrían que ser más generosos, mejor sería en exceso. Esto es lo que probablemente pueda alimentar este sector.
Ley de Servicios Profesionales… (Háblenos de ello)
Esta ley parece estar basada en situaciones de otros países donde el arquitecto no tiene la formación que tiene en España. Se puede entender que en España nos apropiamos de áreas que en otros lados cubren los ingenieros; pero la realidad es que aquí no es así. El ingeniero no suele estar preparado para hacer y dirigir proyectos, mientras que los arquitectos sí. Quizás lo mejor es perder parte de nuestras prerrogativas; pero el sistema docente no está diseñado a modo del sistema anglosajón. Toda ley corresponde a un sistema. Esta puede estar relacionada con la construcción en Europa; pero en España la tradición es distinta. No es problema de quitar competencias sino de validar el proceso educativo del arquitecto español. Puede ser que el arquitecto español tenga que amoldarse a otra formación mucho más relacionados con la ingeniería. Hoy por hoy los que estamos preparados para estas competencias somos los arquitectos. No parece justo que teniendo más capacidad profesional que un arquitecto extranjero, el cual en ocasiones diseña pero no se colegia o es contratado por grandes empresas, las cifras de honorarios sean menores. Muchas veces las deficiencias de competencias se cubren a través de las ingenierías y las constructoras. Realmente es una ley que viene basada en una manera de ver las cosas. No tiene mucho que ver con la realidad española pero para aplicarla tienes que cambiar los planes de estudios y asumir que no vamos a ser como antes. Tampoco estaría mal que se pagasen los honorarios como los de fuera, y encima por tener menos responsabilidades.
¿Considera que la exportación de nuestra Arquitectura es la mejor apuesta que deben hacer los estudios? ¿Por qué no es un camino fácil a seguir?
Los sistemas de trabajo, de valoración y de facturación en cada cultura son distintos, en cada país son diferentes. Incluso la formación del arquitecto es distinta. Entonces no podemos exportar arquitectura. Ahora mismo lo que realmente se está exportando son jóvenes profesionales a nivel masivo que trabajan en otras culturas, en otros estudios y en otras sociedades. Capacidad para montar estructuras autónomas y no relacionadas con la situación de cada país al que se llega es muy complicado, muy complejo. Esto requiere una inversión muy grande y existe un número muy limitado de personas que pueden afrontarlo. Sobre todo porque no está muy profesionalizada la actividad de arquitecto como empresa. No como en el mundo anglosajón que es lo normal. Lo que está habiendo es una exportación de talento y de gente que trabaja a la cual no se está ayudando. Las publicaciones del sector dan difusión a estudios que en muchos casos no se desplazan a dicho países. La gente con nombre tiene su camino hecho, tiene su marca. Sin embargo la gente que sale nueva, la que no está teniendo trabajo o aquella que coge un contrato por internet, se traslada a otros países pero por motivación personal, por comentarios entre amigos o por experiencias compartidas con amigos. Al final son trabajadores que no pueden exportar mucho. Trabajan para otros estudios. La única opción sería que hubiese una apuesta de los empresarios españoles por llevar consigo España, o sea, lo que es en realidad la profesión aquí. El problema que tenemos es que los propios empresarios españoles, ni siquiera en la etapa de la bonanza arquitectónica, apostaron al cien por cien por la arquitectura española. En muchas ocasiones trajeron profesionales de fuera a compartir, diríamos, nuestro saber. No se intenta lanzar a ese gran número de buenos profesionales que podían estar abanderados por empresas. La experiencia personal que yo tengo es que no es muy grande ese apoyo. Las empresas españolas van a hacer sus resultados locales. Sólo en casos de grandes obras van acompañadas. No es habitual que el empresario o el inmobiliario español vaya con gente española para hacer arquitectura, van a hacer negocio
Como docente, ¿qué opina de las nuevas generaciones de arquitectos?, ¿salen preparados, desde el punto de vista empresarial (Arquitecto / Empresario) ¿Habría que cambiar algo en la docencia?
El problema no es de docencia, arquitecto o empresario. Existen varios problemas. El primero es que la enseñanza va por detrás de lo que sucede en la realidad. La enseñanza universitaria va muy por detrás en culturas BIM, culturas LEED, etc… Las universidades normalmente no tienen medios. Los estudiantes aprenden todo esto fuera de las instituciones. Los que estudian Business Administration saben que cuando dos se unen son empresa, Esto quiere decir que por muy artistas que seamos lo que damos es un servicio. Y si damos un servicio tenemos que evaluar analíticamente dicho servicio. Y la única manera de saber si somos realmente eficaces y rentables es como hacen los ingenieros; es decir, evaluando todo esto o justificando dicha evaluación. Mientras no tengamos este análisis, todos podemos decir que somos los más eficaces y los mejores, pero a lo mejor no lo somos tanto.
“Si nos tomáramos la sostenibilidad en serio, cada vez que se construye un edificio sobre un solar donde se genera un intercambio con el medio deberíamos ser capaces de devolver la misma superficie al medio-ambiente”. Actualmente, ¿no cree que ya se ha producido un cambio de hábito en la demanda arquitectónica que prioriza el diseño sostenible por encima de otros valores?
Creo que estamos en una dinámica del aparentar. Estamos muy lejos de conocer resultados reales. Al hablar de devolver la misma superficie al medio ambiente, me refiero por ejemplo a interrumpir el ciclo del agua. Cuando un edificio aparece interrumpe el ciclo del agua. Si no se evalúa esta circunstancia acabará destrozando el medio ambiente por muy verde que sea. Un edificio con garaje o puesto sobre un suelo elimina superficie de contacto en ese ciclo de reconversión de la atmosfera. Entonces el ciclo del agua es muy importante. Técnicamente sería posible hacerlo pero hoy en día no se está haciendo. Se está desarrollando mejor la utilización de los medios, de los procesos técnicos y de la conservación del gast,o pero no se está reponiendo el gasto del suelo que tu eliminas. No se está sustituyendo, no se está recuperando Esto tiene que ver con un discurso más amplio, el discurso entre la verticalidad y lo horizonta; así como el papel de las infraestructuras y su coste. Lo ideal sería parar el crecimiento horizontal e ir a un incremento vertical. Aumentar densidades pero por otro lado también establecer pequeñas colonizaciones que permitan que el ámbito que estamos protegiendo realmente subsista y se mantenga. No estamos ahora mismo recuperando la invasión del territorio, mayoritariamente estamos interrumpiendo cada día el ciclo natural.
Considerando la faceta multidisciplinar de su estudio –igual proyectan viviendas como un edificio de gran singularidad-, ¿tiene alguna predilección por alguna tipología en particular?, ¿cuál le resulta más complicado?
En la pequeña escala, la silla. En la escala media, siempre es un reto, pero posiblemente sea el residencial; pero cuando existe un destinatario, cuando hay un destinatario directo. El entender como alguien desea vivir y como esa vida no puede ser estructurada cuando la obra está terminada sino que debe crecer con el habitante. Eso creo que es complejo. No entrando en el detalle, la mayoría de la arquitectura que desarrollamos no existe con un habitante específico. Existen grandes áreas o grandes superficies donde se piensa que el usuario se va a mover, comer, dormir, sentarse… pero no se sabe quién es. Cuando se sabe quién va a ser el usuario realmente es muy complejo. Es muy difícil hacer un proyecto para alguien muy concreto y creo que tiene que haber una sinergia entre quien encarga y quien diseña. En la escala muy grande en cambio no solemos tener suficiente información o en muchas ocasiones es superficial. Los datos macroeconómicos y sociales son complejos y allí es donde normalmente tiene que haber un gran despliegue interdisciplinar
La arquitectura está más al servicio de la moda de usar y tirar que de la utilidad”, considerando su afirmación, ¿qué factores básicos cree que tiene que valorar un arquitecto cuando afronta un proyecto? ¿Es posible generar un hito urbano con un edificio silencioso y discreto? ¿Qué se logra transmitir así?
Aquí entra en juego factores económicos, culturales y sociales. El problema es que hemos pasado una etapa donde el dinero lo hacía todo posible. En el fondo tenía una capacidad de cambio como lo tenía la moda. La ropa no es como antiguamente, cuando la ropa de calidad pretendía durar. Ahora la ropa de marca pretende ser cambiada y tiene más sentido como elementos efímeros que algo para perdurar. El consumo del lujo eterno se ha finalizado. El diseño y la calidad se ha convertido en venta al por mayor. El gran lujo o el poder devorar y asumir algún tipo de icono va a depender de cada cultura, cada sociedad y de factores políticos. El dinero no suele estar en las manos más preparadas. Esto permite grandes rupturas pero el resultado no es el más adecuado. Son tan dispersas las situaciones, los núcleos de desarrollo a nivel mundial y tan distinto en diversos países.
¿Cuál ha sido el proyecto (arquitectónico, docente, literario…) que mayores satisfacciones le ha dado? En estos momentos, ¿qué prioridades tiene?
A nivel profesional, el proyecto que más satisfacciones me proporciona es ser capaz de conseguir que el trabajo que hemos desarrollado con la gente pueda quedar como institución. El hecho de expandirnos internacionalmente nos ha abierto a todos, no solo a mí, una manera de ver las cosas y de pensar distintas. A nivel docente posiblemente sean los cursos de primero año a nivel de proyectos, algún curso de arranque realizados en Méjico, en Barcelona. Siempre los primeros cursos o con gente joven son los mejores a nivel de capacidad de entusiasmo y de capacidad de desarrollo. A nivel literario, tengo objetivos relacionados con la producción literaria, sobre todo relacionados con la investigación, temas muy tangentes como moneda ibérica y edificios. Temas relacionados con aficiones que yo tengo en paralelo y que cubren parte de mi tiempo. Pero la mayor de todas mis satisfacciones es compartir la experiencia de la gente que me rodea y ver cómo crece con el tiempo.